Segundo hijo del Conde Gerald Delacroix de Alençon en Normandía, con tan solo 12 años fué enviado a Jerusalem a la corte del Rey Balduino III. Su pasión por la caballería, su gran fuerza de voluntad y la alta fe inculcada en su infancia le llevaron a ser ordenado caballero de la Orden del Temple.
En la batalla del Lago Merón luchó junto a Bertrand de Blanchefort (Lider de la orden) contra las tropas de Nur al-Din. Se destacó en la batalla matando al hijo mayor y heredero de Nur al-Din, aunque fué hecho prisionero junto a Bertrand. Al enterarse de que el hombre que había matado a su hijo se encontraba entre los cautivos, Nur al-Din lo mandó llamar y tras una leve entrevista lo sentenció a muerte. Sabedor de su destino Françoise aprovechó el momento y escapó llevando con él a Ser Robert de Bec, sobrino del Arzobispo de Canterbury, Teobaldo de Bec, y dejando en evidencia la seguridad de Nur al-Din.
En la batalla del Lago Merón luchó junto a Bertrand de Blanchefort (Lider de la orden) contra las tropas de Nur al-Din. Se destacó en la batalla matando al hijo mayor y heredero de Nur al-Din, aunque fué hecho prisionero junto a Bertrand. Al enterarse de que el hombre que había matado a su hijo se encontraba entre los cautivos, Nur al-Din lo mandó llamar y tras una leve entrevista lo sentenció a muerte. Sabedor de su destino Françoise aprovechó el momento y escapó llevando con él a Ser Robert de Bec, sobrino del Arzobispo de Canterbury, Teobaldo de Bec, y dejando en evidencia la seguridad de Nur al-Din.
Françoise y Robert de Bec sobrevivieron al desierto y a sus perseguidores y una fuerte amistad se forjó entre ellos. Buscados por los sarracenos se les envió de vuelta a Europa.
Al llegar a Alençon, su familia había perdido sus tierras en fabor de un Conde mas ligado a Inglaterra. La muerte de su padre y la enfermedad de su hermano mermaron su poder con lo que su familia se trasladó a la corte de París. Sus desavenencias con su hermano y su madre dejaron a Françoise sin hogar ni destino y su amigo Ser Robert le invitó a acompañarle a Canterbury, cosa que Françoise aceptó de buen grado.
Los dos amigos llegaron a Canterbury y se encontraron con que el tío de Ser Robert, Teobaldo de Bec, había muerto y se estaba preparando el nombramiento del nuevo Arzobispo.
Al llegar a Alençon, su familia había perdido sus tierras en fabor de un Conde mas ligado a Inglaterra. La muerte de su padre y la enfermedad de su hermano mermaron su poder con lo que su familia se trasladó a la corte de París. Sus desavenencias con su hermano y su madre dejaron a Françoise sin hogar ni destino y su amigo Ser Robert le invitó a acompañarle a Canterbury, cosa que Françoise aceptó de buen grado.
Los dos amigos llegaron a Canterbury y se encontraron con que el tío de Ser Robert, Teobaldo de Bec, había muerto y se estaba preparando el nombramiento del nuevo Arzobispo.